Experiencia cumbre.
En este inicio de siglo, ser profesor o profesora es complejo. La sociedad, las familias y, por supuesto, la propia administración nos demandan la excelencia y un alto nivel de competencia. La pregunta surge rápidamente: ¿Cómo hacer para que esto ocurra?
Los docentes necesitamos encontrar el lugar de equilibrio que nos permita dar respuestas a todas las demandas que recaen sobre nosotros; necesitamos ser excelentes pedagogos, dominar técnicas de mediación, conocer y aplicar herramientas psicológicas y de acompañamiento, ser capaces de resolver todo tipo de conflictos,… y todo ello, mientras cocinamos los contenidos curriculares con unas perfectas programaciones servidas en un banquete docente rebosante de sabiduría, creatividad y originalidad… y cuando esto ocurre, estamos ante una “Experiencia Cumbre”.
La libertad de los docentes, necesita un ingrediente fundamental: “la Inspiración”. Es entonces cuando podemos expresarla a través de la Innovación diaria dentro de nuestras aulas… De este modo tan simple, contribuimos a la Transformación de nuestros alumnos y alumnas y a la nuestra.
Aprender es ir más allá de lo que conocemos, es entrar en un camino desconocido y de incertidumbre. El aprendizaje y el conocimiento nos sacan de nuestra parcela de comodidad, nos trasforma. Por eso la trasformación es incómoda por definición y por eso cuesta tanto aprender algo nuevo.
El aprendizaje necesita de un primer peldaño: “la Inspiración”, de la necesidad que yo tengo de aprender. Este es el sentido que tiene la Inspiración desde el enfoque de la “Pedagogía Sistémica 2.0”, es sinónimo de “ganas por aprender” tanto para los alumnos y alumnas como para el profesorado porque enseñar es una manera muy eficaz de aprendizaje.